Todo existe porque la gente existe para que exista un Dios
que quien sabe si juega, si se burla,
yo no tengo nada que ver con la gente, y sin embargo
dependo de una sonrisa platónica…
Estoy a punto de gritar y si no lo hago es porque nunca
se sabe quién está escuchando,
quiero ser un perro libre para morderme los huesos y uno por uno clavarlos
en aquel árbol donde dormita cansada de vida
la soledad de mi alma…
Abrir bien los ojos para ver un futuro,
pero si el pasado es incierto, el futuro es un pan mal rebanado
por un presente sin manos y que se cae de tan muerto que es.
Yo ya no soy más que el primero de cada mes y
tu beso de buenas noches es la botella de “Old Times” que bebo
con mis amigas, para poder dormir y para olvidar,
no soy más que una canción que tenga un verso triste,
no soy más que la pluma de un canario
que está en la boca de un gato,
soy un dedo entre tanto cuerpo.
Soy la esquina del viento,
donde un dolor pare la velocidad del alma,
donde un ciego anhela la luz que dio muerte a sus ojos,
donde se abortan las miradas inconclusas, inocentes,
vacío inexacto y falto de matemáticas…
Soy una sombra que sigue la sombra de tus zapatos
que pisotean un nombre,
simplemente la sombra de un espectáculo muerto,
a poco terminamos,
simplemente soy yo sin ti, medio nada, medio poquito
el medio orgasmo de tu piel y la media palabra de mis muslos
que aún te dan permiso.
He quedado envuelta en mis propias sábanas
y ahogada en una madrugada cansada de escupirme
Tronchada de este recuerdo que no puedo evitar…
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